Shah, quien explica que, pese a las nuevas regulaciones del Gobierno indio, el ácido todavía se puede adquirir fácilmente en Delhi: «En las tiendas no se verifica quien lo compra y si esto sucede en la capital y centro político de la India, es muy probable que ocurra en otros estados». El Gobierno indio ofrece una ayuda de 300.000 rupias a las víctimas de ataques de ácido, pero el dinero no llega para cubrir las entre seis y ocho operaciones de cirugía necesarias para reconstruir una cara desfigurada.