La selección argentina, que ya se encontraba inscripta en las eliminatorias en un grupo con Chile y Bolivia, donde de los tres clasificaban los dos primeros, canceló el compromiso y se aisló hasta 1958. La AFA, presidida por Valentín Suárez, calificó la actitud brasileña de inamistosa y declaró: «Hasta tanto puedan establecerse debidamente sus orígenes y alcances, la AFA se encuentra obligada a adoptar una inevitable medida en resguardo del indeclinable principio de dignidad y respeto».